28 de abril de 2013

Odio mi súper poder



Si me leen en Twitter (@eslemTG) como espero lo hacen habrán visto que dije estaba trabajando con mi roommate en un web comic llamado La liga de personas comunes con súper poderes nada sobrenaturales que prácticamente es nuestra vida al día a día (originalmente se llamaba How I Met My Roommate pero ya saben, sería tener poca imaginación y originalmente iban a ser sketches pero, ya saben, hueva).

Nosotros tenemos la teoría que TODOS tenemos ese súper poder nada sobrenatural pero no nos percatamos de ello hasta que alguien mas te lo hace notar, de hecho la historia de cómo descubrimos el de Leos es buenísima, su súper poder nada sobrenatural es medir las distancias en costo de taxi ¡INCLUYENDO TARIFA NOCTURNA!. El mío supuestamente es el súper poder de ser un bombón no importa la situación, en otras palabras soy demasiada buena persona y eso es un problema, a veces la gente abusa de mi nobleza.

El caso que ya me colmó fue ayer por la noche, venía de ver el clásico regio con mi familia (y por verlo me refiero a estar haciendo unos trabajos en la sala mientras todos veían el juego) y la nueva mascota de la cuadra que por ahora llamaremos solovino se esperó a que metiera el carro a la cochera y se quedó haciendo guardia en la puerta, supongo yo que olería la carne que traía de taco para llevar pero me dice mi mamá ¿no le vas a dar un pedazo? Mira, te está hablando, a lo mejor quiere agua, se me hace que no le han dado agua, pobrecito y demás discurso que me quebró y terminé dándole una jugosa costilla, unas salchichas y su platote lleno de agua fresca (y de garrafon, que tampoco es bestia para darle de la llave).

¡PUTA MADRE! Ahora no me voy a quitar ese perro de encima. Pero es que eso de tener mascotas yo también y ver lo malditamente lindos que son los perros me sensibiliza y me doblega.

A la chingada, odio mi súper poder, ya no lo quiero... se aceptan cambios y pago diferencia.

27 de abril de 2013

Braid

2. Tiempo y perdón

Tim ha emprendido una búsqueda para rescatar a la princesa. Ha sido secuestrada por un monstruo horrible y malvado. Sucedió porque Tim cometió un error. 
No solo uno. Cometió muchos errores mientras estuvieron juntos, hace muchos años. Los recuerdos confusos, han cambiado por completo, salvo uno: la princesa alejándose de él y su trenza azotándole con desprecio. 
Él sabe que ella intento ser comprensiva. ¿Pero quién puede ignorar una mentira culpable, una puñalada trapera? Ese error cambiara la relación sin remedio, incluso si hemos aprendido de los errores y no los volveremos a repetir. 
Los ojos de la Princesa se estrecharon. Se volvió más distante. Nuestro mundo, con sus reglas de casualidad, nos ha enseñado a no ser generosos: si perdonamos con facilidad, podemos acabar malheridos. Si hemos aprendido de un error, y gracias a eso somos mejores compañeros, ¿No deberían recompensarnos por lo aprendido, en lugar de castigarnos por nuestro error? ¿Y si nuestro mundo funcionara de otra manera? Supón que pudiéramos decirle: “No sentía lo que acabo de decir”, y ella diría: “No importa, lo comprendo”, y no se alejara, y la vida continuara su curso como si nunca hubiéramos dicho esas cosas. Podríamos eliminar el daño y, aun así, aprender del error. 
Tim y la princesa descansan en el jardín del castillo, se ríen, ponen nombres a los pájaros de vivos colores. Se ocultan los errores el uno al otro, los guardan entre los pliegues del tiempo a salvo 
 
3. Tiempo y misterio

Hace muchos años Tim dejo atrás a la princesa. La beso en el cuello, recogió su bolsa de viaje y salió caminando por la puerta. En cierto modo se arrepiente de eso. Ahora ha emprendido un viaje para encontrarla, y mostrarle lo triste que fue pero también lo bueno que fue. 
Durante mucho tiempo su relación había sido feliz. Él había sido sobré protector, repelía sus errores antes de que tocasen a la princesa. Asimismo, controlando estrictamente sus errores, ella siempre le complacía. 
Pero estar completamente protegido en la comodidad de un amigo es un modo de existencia con graves implicaciones. Para complacerte perfectamente, ella debe comprenderte perfectamente. Así, tú no puedes desafiar sus expectativas ni huir de ella. Su bondad te ha rodeado, y los logros de tu vida irán más allá del mapa que ella ha dibujado. 
Tim necesitaba que no pudieran manipularle. Necesitaba una esperanza de trascendencia. A veces, necesitaba ser inmune al contacto cariñoso de la princesa. 
En la distancia, Tim veía un castillo donde las banderas ondeaban incluso sin viento y el pan de la cocina siempre estaba caliente. Algo de magia. 
 
4. Tiempo y lugar

En una visita a casa de sus padres, para una comida festiva, Tim de sintió como si hubiese regresado a aquellos años pasados en los que vivía bajo su techo, oprimido por su insistencia en conservar extraños valores que para el carecían de significado. 
En aquellos tiempos las discusiones estallaban sobre las gotas de salsa derramadas en el mantel. Para escapar, Tim paseo en el aire frío hacia la universidad a la que fue tras dejar la casa de sus padres. Mientras se alejaba de esa casa problemática, sintió como la vergüenza de la infancia se difuminaba en el pasado. Pero ahora se adentraba entre todas las inseguridades que había sentido en la universidad, el pánico de caminar en la cuerda floja de la sociedad. 
Tim solamente se sintió aliviado cuando termino la visita, de vuelta a su hogar presente, e inmerso en el contraste: veía cuánto había mejorado desde aquellos días. Esta mejora le acerca cada día más a la princesa. Si existe-¡tiene que existir!- les transformará a él y a todo el mundo. 
En su viaje sintió que cada lugar agita una emoción, y cada emoción trae un recuerdo: un momento y un lugar. ¿Por qué no podía encontrar a la princesa, esa misma noche, simplemente vagando de lugar en lugar y atendiendo a sus sentimientos? Un reguero de sentimientos, de profunda emoción e inspiración, debía conducirle a ese castillo, en el futuro: rodeado por sus brazos, el olor de su perfume le llena de excitación, crea un momento tan intenso que puede recordarlo en el pasado. 
Inmediatamente Tim salió por la puerta, a la mañana siguiente, hacia aquellos que el nuevo día le tuviera reservado. Sentía algo parecido al optimismo. 
 
5. Tiempo y decisión

Ella nunca comprendió los impulsos por los que se movía, nunca percibió bien la intensidad que, con el tiempo, trazo surcos en su rostro. Nunca estuvo tan unida a él; aunque él pensara que sí y le susurrara al oído palabras que únicamente un alma gemela debería escuchar. 
Al final de la cena ambos sabían que había llegado el momento. El habría dicho: “Tengo que encontrar a la Princesa”, pero no fue necesario. Con un beso final, la bolsa de viaje colgando de su hombro, salió por la puerta. En todas las noches que siguieron, ella no dejo de amarle, como si se hubiera quedado para reconfortarla y protegerla ¡Maldita princesa! 
 
6. Duda

Quizá en un mundo perfecto el anillo sería un símbolo de felicidad. Es un signo de devoción eterna: incluso si nunca encuentra a la princesa, lo seguiría intentando por siempre seguiría llevando el anillo. Pero el anillo revela su presencia. 
Su brillo es para los demás como una señal de advertencia. La gente duda al acercarse. Sospecha, desconfianza. Cualquier contacto humano se arruina antes de que Tim pudiera abrir la boca. 
Con el tiempo aprende a ser cauto al relacionarse con los demás, se acomoda a su ritmo indeciso, atraviesa sus defensas de manera sutil. Pero esto le agota y solamente funciona hasta cierto punto. No le da lo que necesita Tim comienza a oculta el anillo en su bolsillo. Pero a duras penas puede soportarlo: esa parte de si, oculta por largo tiempo, puede asfixiarle. 
 
1.

En un café de una luminosa plaza la mayoría de los clientes se relajan y disfrutan del calor del sol y de sus bebidas frías. Pero no Tim: el apenas nota el sol, no saborea su café. Para el, este rincón le ofrece una buena vista de la ciudad, y en el movimiento de la gente al pasar, en el arco de la mando dependienta que muestra el té a un caballero interesado, Tim espera encontrar pistas. 
Esa noche, en el cine, aventureros de ficción cruzan la pantalla de formas poco creíbles. El público es variado. Algunos son clientes habituales del café, ahora sentados con emoción en los asientos de felpa, en busca de un nuevo sabor que les distraiga del aburrimiento de sus fáciles vidas. En otros asientos, pescadores y granjeros esperan olvidar sus duros trabajos y descansar sus manos. 
Tim también está aquí, pero examina el brillo de los labios que hay en la pantalla, mide el ángulo de la columna de humo de un accidente de helicóptero lejano. Cree que ha descubierto un mensaje; cuando el cine cierra, la mayoría del público cruza la plaza y camina hacia el sur, pero Tim se dirige al norte. 
La gente como Tim parece vivir de forma contraria a los demás habitantes de la ciudad. Flujo y reflujo. Uno contra el otro. 
Lo que Tim quiere, por encima de todo, es encontrar a la princesa. Conocerla por fin. Esto sería trascendental para él, con el brillo de una luz intensa que envuelve al mundo, una luz que revela los secretos largo tiempo ocultos a nuestros ojos, que ilumina-¡o materializa!- un último palacio en donde podemos vivir en paz. 
¿Pero cómo podrían percibirlo los demás habitantes de la ciudad, en un mundo que va contracorriente? La luz seria intensa y la calidad al principio, pero, después, un parpadeo y la nada, llevándose consigo el castillo; sería como reducir a cenizas el lugar que siempre hemos llamado hogar, donde jugábamos inocentes en nuestra infancia. La destrucción de toda esperanza de seguridad, para siempre. 
 
Epilogo

1. El chico llamo a la chica para que le siguiese, y tomo su mano. Él la protegería, saldrían de este castillo opresor y combatirían a los malvados enemigos hechos de humo y duda, escapando a una vida de libertad y unión. 
El chico quería proteger a la chica. Tomo su mano, o coloco su brazo alrededor de sus hombros mientras paseaban, para que sintiese su apoyo y su cercanía entre el gentío impersonal de Manhattan. Giraron y caminaron hacia la estación de metro de Canal St., mientras escogía una ruta entre los empujones de la multitud. 
2. Su brazo era un gran peso sobre sus hombros, una opresión en su cuello. “Me agobias con tu ridícula necesidad”, dijo ella. O dijo: “Vas en la dirección equivocada y me arrastras contigo”. En otro tiempo, en otro lugar: “Deja de tirarme del brazo, ¡me haces daño!” 
3. Utilizo su regla y su compás. Infirió. Dedujo. Analizo la caída de una manzana, el giro de las esferas metálicas colgadas de un hilo. Buscaba a la princesa y no se detendría hasta encontrarla, porque estaba hambriento. Disecciono ratas para examinar sus cerebros, implanto barras de tungsteno en los cráneos de monos muertos de sed. 
4. Como una aparición, se plantó frente a él y lo miro a los ojos. “Estoy aquí” dijo. “Estoy aquí. Quiero tocarte. ¡Mírame!”, le suplico. Pero no importaba: él no la veía. Él solo sabía mirar la superficie de las cosas.  
5. Analizo la caída de una manzana, el giro de las esferas metálicas colgadas de un hilo. Gracias a estas pistas encontraría a la Princesa, vería su cara. 
Tras una noche de jugueteo ardiente, él se arrodillo tras un bunker en el desierto; tomo un trozo de cristal de soldador ante sus ojos y espero. En ese momento la eternidad se suspendió. El tiempo se detuvo. El espacio se redujo a un ínfimo punto. Era como si la Tierra se abriera y los cielos desgarran. Se sintió como si estuviese asistiendo al nacimiento del mundo. Alguien cerca dijo: “funciono”. Alguien más exclamo: “ahora todos somos unos hijos de perra”. 
6. Permaneció de pie, alta y majestuosa. Irradiaba furia. Grito “¿Quién me ha molestado?” pero cuando la ira desapareció vino la tristeza; soltó el aliento lentamente, cual suspiro, como cenizas flotando delicadamente en el viento. Su razón no llegaba a entender por qué él había decidido coquetear así con la muerte del mundo. 
7. La tienda de caramelos. Todo lo que quería estaba al otro lado de ese cristal. La tienda estaba decorada con vivos colores, y los olores que emanaba le volvían loco. Intento alcanzar la puerta, o acercarse al cristal, pero no pudo. Ella se lo impedía con gran fuerza. ¿Por qué lo haría? ¿Cómo lograría librarse de su abrazo? Pensó en usar la violencia. 
8. Habían estado allí antes, en sus paseos diarios. A ella no le importaban sus gritos ni sus chillidos, ni que tirase con fuerza de su trenza para hacerla parar. Él era demasiado pequeño para comprender. 
Ella lo alzo en sus brazos y lo abrazo: “No, cariño”, dijo. Estaba temblando. Siguió su mirada hacia los dulces y regalos recostados sobre almohadas tras el cristal: la chocolatina el monopolo magnético, del Los objetos proceden de la información y el Cálculo ético; y tantas otras cosas, muy en el interior. “Quizás cuando seas mayor cariño”, susurro. Luego, lo dejo en el suelo y se dirigieron a casa. “Quizás cuando seas mayor” A partir de entonces, todos los días, igual que antes, lo llevaba de paseo frente a la tienda de caramelos. 
9. No puedo decir que lo haya comprendido todo. Probablemente, ahora está más confuso que nunca. Pero todos esos momentos que ha contemplado… algo ha sucedido. Los momentos parecen cosas físicas en su mente, como piedras. Al arrodillarse, acercándose a la más cercana, pasando su mano por ella, descubre que es suave y está ligeramente fría. 
10. Comprueba el peso de la piedra; ve que puede levantarla, y también las otras. Puede colocarlas juntas para crear unos cimientos, un dique, un castillo. 
11. Para construir un castillo del tamaño adecuado necesitara muchas piedras. Pero con lo que tiene ya, parece un comienzo aceptable.

Nunca terminé de contar esta historia. Gran cuento y maravilloso juego también.

24 de abril de 2013

Hace 5 años estaba afuera de una funeraria fumándome un cigarro y escuchando a un grupo de ex compañeros de la secundaria queriéndome contar historias jocosas para alegrarme.

Mal hecho. Sus historias eran aburridas, rupestres diría otro buen exbloggero.

En cambio mis amigos ese día me dieron un abrazo y se fueron, era lo único que yo pedía y ellos lo sabían.

Me gusta la paz que me da estar sólo, y nunca lo había valorado tanto hasta ese día. Hoy creía sería igual, pero por una extraña razón me siento demasiado nostálgico como para querer estar, pues, sólo. Se juntaron sentimientos, supongo.

Lo bueno es que mañana seguro se me pasa. Solo es nostalgia que llega una vez por año.


19 de abril de 2013

Feliz


Cuando eres niño es constante y odiosa la pregunta ¿Qué quieres ser de grande? Porque no importa la respuesta que des, nunca va a ser suficiente para tu familia. No falta el tio que cree sabe mucho de las tendencias del mundo y que te insiste deberías ser abogado, ahí hay buen dinero u otros como el clásico eres un niño muy inteligente, deberías estudiar para médico o la que jamás escuché en mi pueblo ranchero deberías ser ingeniero en electrónica y automatización, te va a dar horas de diversión si te dedicas a la domótica. Esta última es la que yo hubiera querido que alguien me dijera, era mejor que la de deberías ser cirujano plástico para que nos des mantenimiento. Mira que chulada.

Pero algo estamos haciendo mal con los niños, con la formación, los encasillamos a que deben seguir una carrera, algunas veces la misma del padre o la familia para mantener el legado familiar o el negocio, en caso que se diera de esa manera. Yo sería el garbanzo entre los frijoles porque yo tengo (tal vez bien o tal vez mal pero lo tengo) un pleito de no querer el camino fácil y hacer algo que no estén haciendo mis padres o mis hermanos.

Durante las vacaciones de semana santa estuve en contacto con mis raíces y me di cuenta que la decisión más sencilla que podía tomar para resolver mi vida era quedarme ahí, levantar lo que ya tenemos y adaptarlo a la época moderna, aplicar las mañas aprendidas de los viejos lobos de mar regiomontanos y actualizar los sistemas tan rústicos que hay en la agricultura. La anécdota de mi sensor de humedad contra la técnica del machete es inmejorable. Entre este pensar y pensar debo admitir que me enamoré del sur, poquis, pero enamorado al fin de cuentas. Estuve a nada de terminar regresándome y hasta casado (lo cual es otra jocosa anécdota) todo por este conformismo de la salida sencilla.

Afortunadamente para mi regresé a MTY y con una semana de reset me di cuenta que no, no podría durar más de un mes en un pueblo donde el 3G da muchos problemas y donde los terratenientes te ofrecen ganado por casarte con sus hijas, pero tuve un flashback muy drástico a mi niñez y la pregunta obligada: Entonces ¿Qué quieres ser de grande?

Cuando estaba por entrar a la universidad tuve muchas ilusiones sobre como pensé que sería mi etapa de estudiante, demasiadas, pero jamás me había visto con lo que le seguía, jamás hice un plan para lo que viene después de llenar un kardex de carrera profesional, ahora lo tengo un poquito más claro.

Si pudiera regresar con el Eslem del pasado, con el niño, ese que quería ser diseñador de videojuegos, que soñaba con ser ingeniero mecatrónico para construir un gato hidráulico en forma de Tigre de Bengala, el mismo que le pegó a la mamada y quería estudiar diseño gráfico no’mas porque conoció el Photoshop y Fireworks, si regresara a hablar con ese niño le diría que no se hiciera pendejo y que mejor diga que de grande lo único que quiere es ser feliz.

Y ya estoy en eso.

Nos estamos leyendo
Eslem Torres

17 de abril de 2013

Mamá Moustache Vs. iTunes


Una de las razones por la cual mi vida es tan jocosa es mi madre, precisamente ella esa la razón por la cual no me tomo la vida tan en serio. Les podría contar miles de historias sobre como es el cliché de la Troll Mom y como su irreverencia la hizo autonombrarse la Mamá Moustache, no la culpo, es pegajoso el nombre.

Precisamente en esta semana me pidió que le cargara nueva música a su Walkman (tiene uno de esos aparatejos que reproducen MP3 que NO son iPod ¡COMO LOS ANIMALES!) ya que como toda mamá moderna que cree que la música electrónica es lo de hoy quiere traer los mejores hits del momento que están sonando en la disco para complacer a sus alumnas que, pues, si son jóvenes. Eso me pone en una situación incómoda a mí porque yo no sé qué diablos escucha la chaviza que va al antro, no porque sea viejo, sino porque me cagan los antros y sus políticas de “te voy a hacer sentir un pobre diablo en la entrada si no eres amigo de alguien pesado” y me caga aún más la actitud de la gente que le encanta que los traten de la chingada. Ahí el por qué no voy a los antros.

Sin embargo por lo mismo de ser parte de esa chaviza reconozco a más de uno de los temas del momento, no soy de esos ridículos que por escuchar evidentemente mejor calidad musical que ustedes no reconocé a los músicos y artistas del momento, ya sea porque los ponen en los bares (esos si me gustan), en la radio o porque son parte de un video viral ¡CON LOS TELOLISTAS! La mejor forma para solucionar eso fue que implementara su Viernes de Complacencias para que sus alumnas sean complacidas por mi… al menos de manera musical, snif. Esto se trata de que las morras que vayan a entrenar el viernes con ella escriban en una lista que canciones quieren que la maestra les ponga. Eso me soluciona a mi mucho las cosas de andar haciendo research en los antros para saber qué es lo que está sonando hoy (y que me serviría de excusa para ir a ver pechugas y cabuses entaconados).

Ahora, yo estoy en contra total de programas como Ares así que me meto en otra encrucijada, por lo que mejor le comenté a Mamá Moustache que contratara Spotify, aprovechando que ya llegó a México, le hacemos su lista de reproducción y lo reproduce desde su celular aprovechando el Wi-Fi que tiene en el trabajo. Por $99 mensuales no creo que sea mucho, es como un Netflix pero menos entretenido. Junto a esta opción le comenté que la otra era manera era comprar sus canciones vía iTunes a $12MX por canción a lo que ella ingenuamente me regatea diciéndome si no se las podía dejar a $10MX pensando que era yo aquel gañan que le quería ver la cara… en ese momento mi roommate y yo reímos mil.

Así que en nombre de Mamá Moustache le escribo una carta a Apple pidiéndole si podrían dejarme a $10MX por canción, por fa, es para mi mami.

Nos estamos leyendo
Eslem Torres

2 de abril de 2013


"You better [start writing] now because you know how to write, and you have fingers, and you have this one life, and during this one life, you should put your words down, and make your voice heard, and then let others hear your voice. And the only way any of that’s going to happen is if you actually do it. People can’t read the thoughts in your head. They can only read the thoughts you put down, carefully and with great love, on the page.

So you have to do it, goddamnit."

— Dave Eggers