Que me gusta tomar no es ninguna novedad y que me gusta hacerlo bien mucho menos, desde siempre he tenido la espinita por la coctelería donde me gusta mucho preparar y hacer mezclas, se me da aunque tal vez para inventar tragos aun no estoy tan experimentado. Lo que me gusta de beber es la agradable convivencia que se genera cuando abrimos una botella ya sea de algún vino o un destilado y junto a una amena platica puedes tener una muy buena noche y claro no falta el que se hecho unos tragos de mas y acaba siendo el alma de la fiesta. A mí en lo personal más que ser el mala copa prefiero ser el que lo cuida, porque es tan gratificante verlo al día siguiente o días después (o simplemente dejarle un mensaje en Facebook) y contarle lo que probablemente el (o ella ¿porque no?) no recuerda.
Hace unos días leía una entrada en el
blog de Rafa Ibarra sobre
porque nos gusta tomar vino y pensé en mis razones por las cuales me gusta hacerlo, recordé cuando me permitía tomar con más frecuencia (tal vez malamente) y menos responsabilidad, ahora al menos (pienso yo) soy un poco más prudente, pero sigo disfrutando de vez en cuando ese “soltamiento” que nos da al tomarnos una copita más de la que el cuerpo soporta sin estragos.
Lo que paso inmediatamente después de leer el post que les comento fue hablar con mi roommate y le dije que si abríamos algo fuerte esa noche solo por el puro gusto de hacerlo ninguna razón en especial, al fin de cuentas que estamos en exámenes parciales y no pensaba salir este viernes de todos modos, tenía demasiado que hacer y estudiar pero me podía dar el lujo de tomarme un vaso o dos de cerveza.
Así que inspirado en la cantidad de blogs que leo a diario me decidí en hacer una nota de cata de estas dos cervezas que además, no son cualquier cosa y si que vale la pena comentarlas. Hablo de la mexicana Cucapá Green Card (antes conocida como la Barley Wine) y la escocesa Brew Dog Tokyo*.