Yo no soy muy fanático de los postres porque yo soy pura dulzura, así que meterle más azúcar a mi sistema le hace entrar en error, pero eso no quita que de vez en cuando disfrute el chocolatito o caramelos ocasionales, pasteles y cheesecake en festividades, pan dulce con mi café y demás agregados. El problema (como siempre que tiene que ver con comida) es que en Monterrey batallo mucho para encontrar algo remotamente cercano a lo que yo estaba acostumbrado en mi pueblo bicicletero. Tal vez en “alta repostería” si ganan, pero en el clásico pan dulce mexicano no tienen nada que hacer, ahí nosotros nos los llevamos de encuentro (y no se diga cuándo vas a algún ejido y alguien hizo pan de elote en horno de barro… ¡PUTA MADRE! Multiorgasmos en tu boca).
Pero bueno, entre tantos viajes por la ciudad en busca de los mejores bocadillos de postre he llegado a lugares muy buenos, lugares muy caros, otros que no se por qué chingados siguen abiertos y mis top favoritos, por ejemplo hablando de le cupcake (si, ese pastelito tan famoso últimamente que ya todos están queriendo hacer negocio con ellos) me encanta Bubarú, para empanadas no hay otras más pinches deliciosas que las de Fruti Cake (y su pan dulce también es espectacular, lo más cercano al sabor de mi pueblo que he encontrado) y para Cheesecake aun no encuentro un lugar, aunque los del Costco no están mal.
Yo se que más de uno me va a decir “nombre goey, hay una señora por mi casa que hace unos cupcakes/empanadas/pasteles/galletas de poca madre, pero solo bajo pedido” y eso a mí me vale madres, porque yo no soy de esas personas que planean sus antojos, a mí solo me dan, y cuando quiero quitarme el antojo lo que espero es ir a alguna tienda y comprarlo, no hablar, ver si tiene lo que quiero y si no lo tiene me dice que me lo tiene para mañana… pos oye! Así que si, tal vez tienes razón y le quedan más sabrosas y deliciosas las cosas a tu vecina, pero me gusta la disponibilidad.
Pero ya hablado todo esto también quiero agregar que hay un postre que me evade, se esconde y no he podido encontrar con la facilidad que me gustaría, el famoso pastelillo francés le Macaron. Tiendas establecidas que los vendan solo conozco dos, el Palacio de Hierro (que debería ser llamado el Palacio Te En fierro) y una boutique llamada Theurel & Thomas, a esta ultima nunca he ido porque me da miedo cuanto me vayan a sangrar (como si en Palacio fuera a ser diferente verdad) y hasta ahí llegan mis opciones, pero hay una vieja leyenda de una señora que, igual que su vecina que hace le cupcake mas deliciosos de Monterrey, esta hace los mas deliciosos macarons que he probado, aunque para ser justo tampoco tengo mucho campo de comparación. El problema de esta persona es que es una leyenda más difícil de encontrar que la famosa vendedora de burritos de FIME, además que tienes que leer las señales y estarla venadeando porque aparte su tienda se mueve, o sea literal se mueve pues la trae en su carro. Dejen les platico lo que se escucha sobre ella en las tierras de Cumbres.
2.- Tiene una calcomanía con un dibujo vectorial de un Macaron blanco, además claro de una virgencita en caricatura en la parte de atrás.
3.- No se para más de 30 minutos en un solo lugar
4.- Si llegas a encontrarla tienes que parar tu coche frente al de ella y prender las luces (aunque sea de día) ella bajara el vidrio lo cual es la invitación para que te acerques, después de eso tienes que decirle “es un día soleado en Lyon” y así ella se bajara y abrirá su tienda en la cajuela para ti.
5.- El punto #4 es mentira
6.- El punto #5 es mentira
7.- Sus precios son considerablemente muy bajos pues su única renta que tiene que pagar es la tenencia de sus coches.
8.- Solo ronda el área de Avenida Leones, sobre todo se le ve mucho por Plaza Cumbres y el Starbucks Cumbres, aunque alguna vez la han llegado a ver en el Soriana de Colinas de San Jerónimo.
9.- Sus macarons así como sus galletas son tan estúpidamente adictivos, así como deliciosos
10.- Dicen que si la encuentras 3 veces en una semana te da la dirección de su casa para que vayas directo con ella, lo cual dicho sea de paso, nadie ha logrado.
Pongo todo esto porque el martes la estuve buscando, pero tomando en cuenta que es muy escurridiza y que la Avenida Leones es un pinche desmadre no la pude encontrar, así que invito a que si alguien la encuentra me mande un twit inmediatamente para ir por sus deliciosos macarons que desafortunadamente solo he podido comprar dos veces (y con una diferencia de más de 2 meses… ¡DOS PINCHES MESES!).
Yo se que puede sonar exagerado pero es la forma de trabajar de esta señora (cuyo nombre tampoco revela a menos que cumplas con el punto #10), que recuerda mucho al Soup Nazi de la serie Seinfeld.
Aun tengo hermosos y perturbadores sueños con esos pastelitos, me despierto por las noches gritando y llorando “salgan de mi cabeza estúpidos macarrones, ¡salgan!” pero es inútil.
Nos estamos leyendo
Eslem Torres Eriksson