Una de mis anécdotas favoritas de la historia contemporánea de mi facultad es sin duda la ya legendaria Doña Burro, conocida ahora como La madame de los burritos o simplemente LaMadame para esos n00bs que le deben mostrar devoción y respeto. Nosotros de la vieja guardia seguimos diciendo Doña Burro sin temor a que nos corten la cabeza pero por respeto y adoración le hacemos reverencia como La Madame y todos sabrán, al menos en FIME, de quien hablas.
Estamos hablando de principios del 2010 cuando empezó a rondar por los pasillos de la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (¡AU! ¡AU! ¡AU! *Así no hacen los osos, pero cuando pasaban morras por los pasillos así aullábamos*) una señora con un par de bolsas ofreciendo burritos a una hora en el que el timing no podía ser más perfecto, estamos hablando 10-10:30am que ya se te está pasando los efectos de tu desayuno y te empieza a dar antojos, la señora se ganó el corazón de mucho en aquella época que nos juntábamos un grupo bastante amplio en lo que llamábamos la oficina, espacio en el cual se volvió por un par de semanas la base de operaciones de la la madame ya que sabía que ahí acabábamos con sus burritos y empezaban a llegar más hambrientos estudihambres para adquirir su segundo desayuno (los ingenieros somos como Hobbits y tenemos varios desayunos durante el día, el más importante se compone de cigarros y Coca Zero).
Con el paso de las semanas su fama fue tanta que ya había gente esperándola por su camino de llegada para ser los primeros en cazar sus famosos burritos, por lo que ya no llegaba con nosotros y teníamos que ir hasta su nueva base (que variaba dependiendo donde la pescara el primer ingrato) para comprar burritos.
Después llegó lo que se conoció como la prohibición donde los poderosos, ante el temor de que su menú atraía más gente que la cafetería de la facultad (con mucha razón) la empezaron a cazar para correrla del lugar ya que no tenía permitido vender nada dentro de la facultad sin un permiso de la universidad, lamentable.
Se volvió tan elusiva como la famosa Madame Macaron de Cumbres. Cuando sucedió esto yo ya le había perdido la pista pues me había cambiado al horario nocturno de la facultad. Duré un largo tiempo sin volver a visitar a la madame, pero sabía que seguía activa gracias a mi roommate que seguía siendo cliente frecuente.
Lamentablemente para mi este último semestre me metieron la chaira con el horario al que asistía, llevaba sólo tres clases que eran en horas diferidas, una a las 7am, otra a las 3:20pm y mi última clase a las 8:20pm así que por la mañana duraba un buen rato ahí y pasaba a desayunar con la madame y vaya sorpresa que me lleve. De aquella señora que llegaba con dos bolsas a medio llenar con una pequeña variedad me topo que ahora con que lleva una cantidad bastante impresionante de bolsas de esas que traen diablito integrado, ya cuenta con su menú y hielera pa las cocas, pero lo más sorprendente aun es que hay más fila en sus burritos que en las cafeterías de la universidad. Yo decía en broma que tenías que llevar lonche para comértelo durante lo que esperabas para comprar tu lonche. Fuera de este sorprendente volumen de venta y producción no era muy diferente, era la misma señora simpática vendiéndonos burritos a estudihambres a una hora de lo más indicada. Al menos nosotros, de la vieja guardia, así la veíamos pues nos tocó sus inicios.
Ya llegando a los finales del semestre siempre nos topamos con pobres diablos que quieren aprender todo lo de 6 meses en una semana, mi roommate tiene más paciencia para ello que yo así que se puso a dar asesorías a sus compañeros, nos robamos la idea de Demetrio, un buen amigo y otra vieja leyenda de la FIME que solía dar asesorías a todos los pobres diablos que pasaban por el mismo mal, y para robarnos su idea tal cual también las asesorías las dio en un viejo salón de dibujo.
Como dichos salones tienen ventanas muy amplias y mi roommate como todo buen profesor badass estaba fumando en el salón se acercó a estas para tampoco echar el humo dentro ni a los pobres diablos, así que le toco ver en su camino de regreso a nuestra querida Doña Burro, a lo que al ver al joven Leos le hace una señal de saludo y este se la regresa. Cuando menos lo espero la señora se acercó a la ventana y le dijo tenga joven, le regalo estos burritos porque yo sé que le gustan mucho los de picadillo (y no es mentira, este cabrón siempre pide 4 burritos de picadillo, eso explicaría su panza de embarazada). Por supuesto Leos le agradeció y se fue la señora. Un gesto generoso de parte de la leyenda como forma de demostrar que el karma existe y fue bueno con él por andar ayudando a esos pobres diablos.
Los wercos sorprendidos nos revelaron la nueva identidad de la señora refiriéndose a ella como la madame de los burritos, diciendo ¡LA MADAME BURRITO TE HIZO UN OFRECIMIENTO DE RESPETO! Y desde entonces esos pobres diablos tienen a mi buen roommate en un pedestal.
Es chistoso como se van formando las leyendas, empiezas sin nada, formando tu camino poco a poco, hay gente que te apoya desde el principio y siempre te verá igual, lo cual se agradece y lo compartes, después llegará el momento en que pegas y te disparas, te vuelves “famoso” y esos nuevos que te conocieron ya gracias a esa fama te ven como la madame, ya como una leyenda a sus ojos cuando en realidad no estás haciendo nada diferente a lo que hacías cuando empezaste y para los que te apoyaron desde un principio seguirás siendo doña burro.
Este tipo de historias siempre me han gustado, son esos ejemplos que te enseñan algo importante, sólo el trabajo genera riquezas y nadie hace billete levantándose a medio día.
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Eslem Torres