21 de mayo de 2009

Trece Cuentos de Amor y Venganza: Secretos

Ahí estaba José, sentado en la mesa numero 7, cansado después de un largo día de trabajo pero claro está sin quedar mal en sus compromisos. Solo buscaba relajarse, retirarse de ese baile y empezar ese ritual coreográficamente perfecto en que los sentidos se pierden y el cuerpo está en eterna paz. Ese momento que todos llamamos dormir, para él era la parte más emocionante del día.

Pero no podía irse, está cena era de vital importancia para cerrar un negocio que tenían meses persiguiendo en la empresa donde trabaja y él era el acompañante de la Gerente de Recursos Humanos, por lo que tenía mortalmente negada la oportunidad de retirarse del evento.

José no era dado a muchos vicios, solo le gustaba tomar una buena bebida de vez en cuando, no fumaba cigarros pero frecuentemente se compraba un puro para celebrar, aunque su mayor vicio probablemente eran las mujeres. Y no era para menos pues tenía una gran facilidad para conocer, interesar y venderse a ellas. Ya lo había dejado desde hace un tiempo pues tiene una relación muy estable, pero esa noche ese antiguo vicio era lo que probablemente le haría perder más que su dignidad, por segunda vez.

El cansancio que traía cargando de días atrás no era precisamente lo que más le incomodaba en ese baile, más bien que en ese mismo salón, logro ver a una persona, una mujer generacional a él, que si mal recordaba se llama Lucia. Si su memoria no le fallaba tuvo sus encuentros con ella cuando estaba en el 4 semestre de la carrera, ella estaría en 2.

La recordaba por la forma tan peculiar en que la conoció, esas formas que solo pasan en las películas y que no lo creerías a menos que lo hubiera grabado. Al parecer ella era una de las Licenciadas más queridas en esa empresa con la que él pretendía hacer trato. Era el momento para pedir una disculpa por lo que había hecho en el pasado y hacerlo de una forma que no le perjudicara en su futuro.

Martha, era la acompañante de José, una recién ingresada a la compañía que estaba haciéndose de una fama peculiar, supuestamente el puesto recién obtenido era por ser pareja del mismo Gerente General. Aunque eso lo ocultaban muy bien puesto que rara vez se les veía juntos y tenían una relación muy profesional en el trabajo. Lo qué era más extraño aun para José era que no la acompaño a la fiesta, lo mando precisamente a él.

Ella logro notar lo poco cómodo que se encontraba en el lugar, hasta que su curiosidad no pudo más y tuvo que preguntarle el porqué de esa actitud. Simplemente le señalo a Lucia y le conto una versión corta de lo que había pasado. Ella como la mayoría de las personas que les contaba la historia (aunque nunca la contó completa pues era algo muy fantasioso y poco creíble, y el final peor) lo empezaba a sermonear sobre el trato que le dio a ella.

Ya después de la regañada que merecidamente se había ganado empezó a buscar la forma de acercarse a ella, intentar pedir una disculpa, ganarse de nuevo su confianza con la intención de que no tome represalias contra él usando como medio el trato que se estaba por realizar.

Inquietado y nervioso decidió ir a remojarse la cara con agua helada, eso siempre lo hacía reaccionar mejor y despabilarse un poco. Entonces se le ocurrió marcarle a uno de sus más grandes amigos para buscar un consejo y una ayuda con la cual poder resolver su pequeño problema. Saco su celular intentando encontrar entre su amplio listado el numero que lo sacaría de este apuro.

Era el buen Xavi, el que nunca había quedado mal, quien en esta ocasión se encargaría de aconsejarlo sabiamente. Después de unas directas y claras instrucciones, respiro profundamente, salió del baño y se dirigió directamente con Lucia, pues al parecer ella no lo había visto en toda la noche.

Al acercarse, sentía como el cuerpo se tensaba, un escalofrío le recorría el cuerpo, una sensación parecida a cuando conoció a su pareja actual. Con una voz controlada y muy seductora saludo, le dijo que no hablara pues él tenía mucho que decir, y utilizo sus artimañas más clásicas. Pensando que no iba a funcionar simplemente busco la forma de pedir una disculpa y que, esa noche era perfecta para ponerse al día.


Lucia con cara de asombro, buscaba una explicación sobre por qué diablos José se encontraba ahí, y pues, como la curiosidad resultaba más grande, le pidió si podían ir mas tarde a un bar para hacer lo comentado, ver que ha pasado en este tiempo que no se han visto. Le pareció perfecta la idea a ambos y nuestro protagonista se retiro a su mesa. Hablo con Martha y comento lo sucedido, a ella no le parecía la idea que se fuera con Lucia, pues José tiene pareja, y es amiga suya. Le aseguro que nada pasaría, que se relajara, solamente se pondrían al día e intentaría no echar a perder el negocio que estaban por hacer.

José se acerco a la mesa de Lucia para preguntarle si ya era apropiado retirarse. Con una simple mueca y movimiento de su cabeza fue suficiente para decirle un sí. Solamente le dijo, espérame en el lobby.

Sentado en un cómodo sofá esperaba a su "vieja amiga", pensaba que lugar era adecuado para hablar y platicar, algo cómodo e intimo, no quería mucho ruido pues a él nunca le gusto la idea de conversar en un antro. Al bajar Lucia entendió porque le había interesado desde la primera vez. Su cara angelical que le daba una tranquilidad infinita, un cuerpo no muy curveado pero la forma que le agradaba y sobre todas las cosas, un gusto por las artes que solo era comparado con el de él.

Ya en el bar, José comentaba cómo le ha ido en los últimos años, Lucia hablaba sobre el cambio de carrera que tuvo y lo bien que le fue con ello. Alrededor de 2 horas de hablaron sin que existiera un silencio incomodo. Ella también recordaba porque le había interesado hace años, tal vez no era el chavo más guapo con el que había salido, pero, ella notaba que José siempre había sido maduro, culto y mostrando un interés genuino en ella. Era algo que le fascinaba del sexo opuesto.

Y les dieron la una y las dos y las tres. Al parecer recordaron muchas cosas que vivieron juntos. José se tenía que ir, y le ofreció un raid a Lucia. Ya en el camino, ella le hizo una pregunta sobre el porqué había terminado de una forma tan cruel con ella hace ya un tiempo. No supo dar una explicación, mas bien, no encontraba una forma de decirlo que no sonara mal intencionada. Solo se digno a contestar que no supo lo que hacía y que fue algo de lo que probablemente se arrepentiría bastante tiempo. Esa frase fue la que hizo que todos los problemas siguientes a ese momento se llevaran a cabo.

Después de decir esto, hubo un silencio por alrededor de 10 minutos, lo que se tardaron aproximadamente en llegar a casa de ella. A Lucia le pareció que esa frase era muy sincera y bella, pensando que probablemente ya habría cambiado y posiblemente podrían empezar de nuevo, se acerco rápidamente hacia él, lo abraso para despedirse y le intento dar un repentino beso en los labios. El solo se alejo y le dijo que no podía hacer eso, el tenía una novia y no quería hacer nada para dañarla. Ella solo se acerco y le susurro al oído yo tampoco quiero dañarla... pero ¿no tiene porque enterarse verdad?

Antes de entrar a la casa lo único que dijo fue me parece que esto es el principio de una linda amistad ¿cierto?, a lo que ella respondió, ya veremos. A José le encantaba ese tipo de chiflasones en las mujeres. La acompaño hasta la puerta, antes de entrar ahora fue él quien el que se abalanzó a besarla, ella le contesto el beso y ambos entraron a la casa de Lucía.

En la mañana siguiente, el camino de la vergüenza. Despertar, despedirse y regresar a su propia casa. Nunca, nunca en la vida había sido infiel. Pero Lucía parecía despertar los instintos más perversos que tenia por dentro. Al llegar su hogar solo se dio un baño, se preparo un café y le marco a Xavi en busca de un consejo. Eran las 11 de la mañana, era muy probable que ya se encontrara despierto.