Era un día de vacaciones cualquiera, me levantaba tarde después de una salida nocturna que parecía no haber valido la pena, pero al final termine en casa de una mujer prácticamente desconocida. No me quejo ya que no es la primera vez. Después de un rico desayuno en un pequeño restaurante en la avenida Padre Mier me dispuse a irme hacia mi departamento que esta situado por la colonia Cumbres Segundo Sector. En fin ya era tarde y tenia que regresar a mi casa a arreglar unos asuntos que tenía pendientes.
Camino hacia allá pensé en tomar el metro en la Línea 2 y después tomar la Línea 1, bajarme en la estación Hospital y tomar el camión 23 Cumbres; es la única ruta que conozco, por eso la tomo, ¿Mi Auto? lo deje por lo mismo que sabia que seria una noche larga y no quería toparme antialcohólicas, ya van muchas veces que me detienen con algo de alcohol arriba, nunca al grado de quitarme el carro pero si al nivel de bajarme al menos unos 300 pesos. Bueno basta de explicaciones, iba caminando alrededor de las 11:25 hacia la estación Padre Mier para tomar el metro y me percate de la cantidad de viento que estaba haciendo, era como si el aire pudiera moverte, era difícil caminar con rapidez por las ráfagas de alrededor de 80 km/h y la gran cantidad de tierra que había en el ambiente.
Parecía una típica película de miedo, poca gente en la calle, carros sin transitar, semáforos sin funcionar y anuncios espectaculares caídos. No tome importancia a los sucesos pues el poco tiempo que tengo aquí me ha enseñado mucho, y cosas raras en esta hermosa metrópoli son tan variadas como sus habitantes por eso no me sorprendí por el fenómeno, primer error.
Camino hacia allá pensé en tomar el metro en la Línea 2 y después tomar la Línea 1, bajarme en la estación Hospital y tomar el camión 23 Cumbres; es la única ruta que conozco, por eso la tomo, ¿Mi Auto? lo deje por lo mismo que sabia que seria una noche larga y no quería toparme antialcohólicas, ya van muchas veces que me detienen con algo de alcohol arriba, nunca al grado de quitarme el carro pero si al nivel de bajarme al menos unos 300 pesos. Bueno basta de explicaciones, iba caminando alrededor de las 11:25 hacia la estación Padre Mier para tomar el metro y me percate de la cantidad de viento que estaba haciendo, era como si el aire pudiera moverte, era difícil caminar con rapidez por las ráfagas de alrededor de 80 km/h y la gran cantidad de tierra que había en el ambiente.
Parecía una típica película de miedo, poca gente en la calle, carros sin transitar, semáforos sin funcionar y anuncios espectaculares caídos. No tome importancia a los sucesos pues el poco tiempo que tengo aquí me ha enseñado mucho, y cosas raras en esta hermosa metrópoli son tan variadas como sus habitantes por eso no me sorprendí por el fenómeno, primer error.