Después de varios días que me he querido sentar a escribir se me dio una iluminación y por fin pude encontrar un tema digno de ser mencionado. Había una anécdota que mi maestra de psicología usaba mucho en la clase (si naco, los semidioses Ingenieros también llevamos clases de Humanidades) cuando hablábamos de que las mujeres y hombres pensamos muy diferente, era la siguiente:
Imagínate estas en un antro y te agarras a platicar con una chava, todo bien todo a gusto, se llevan muy bien etcétera, le pides su numero, siguen con la socialización y después te vas. Hasta ese momento es muy probable que la chava ya haya pensado en que decirte cuando le marcaras, a donde irían, como seria su relación, como seria la boda, etcétera, en pocas palabras haría castillos en el aire. En cambio tú te irías con un teléfono más y en la mañana siguiente es poco probable que siquiera te acuerdas de quien era ese numero de lo ebrio que estabas.
Esto es bastante cierto si lo piensas a detalle, pero hoy no quiero hablar sobre mentalidades masculina y/o femenina, tengo flojera y no quiero empezar con la guerra de los sexos.
En cambio voy a hablar sobre el protocolo que uso la maestra (candidata a Doctora) en su anécdota, una practica que yo he llamado Catch and Release, si, como con los pescados (el #5 de los 24 parecidos de las mujeres con los peces, era de hecho, este).