Soy un hombre, estudiante de ingeniería y
heterosexual, lo cual quiere decir que la mujer ocupa un importante lugar en mi
cabeza. Siempre estoy viboreando mujeres y hasta tengo mi propia reacción
cliché cuando estoy sabroseandome una
en especial (inclino ligeramente la cabeza hacia la izquierda, hago una pequeña
sonrisa y hago jum como un gesto
sonoro). Mi condición de hombre no me permite ser de otra manera y no se diga
si la mujer en cuestión tiene el tipo de forma que me gusta a mí y/o tiene
buena pierna y está usando vestido. La razón por la cual me encanta el verano.
Sin embargo, a pesar de todo esto, nunca he
sido el típico hombre que habla con sus amigos de otras mujeres y están casi
violándola con comentarios, la mayoría de las veces, bastante fuera de lugar.
Será que nunca lo vi en mis círculos y jamás se me hizo de lo más normal. Por
eso mismo es que cuando pasa a mí alrededor me siento bastante incomodo.
Ejemplo ayer estando en el trabajo platicábamos
un técnico y yo sobre la empresa, cuando de la nada sale una licenciada que,
debo admitirlo, no está mal para su edad. Si, lo admito, aplique mi cara de espere un momento, me estoy sabroseando a la
licenciada pero no dije nada y lo que vino a hacer el momento incomodo fue
cuando me dice el electricista:
“Uta ingeniero, la
licenciada esta bien buenota, nombre tiene unas pompas bien masticables.”
Cuando empieza la situación de esa manera ya no
se que chingados decir y mejor nada mas tiro a león y por más que intentaba
recuperar el tema original el técnico ya se había quedado embobado con las
pompas de la licenciada.
Se me hace chistoso porque ahora más que nunca
me doy cuenta que si, yo soy el frijol negro entre los bayos, jamás he podido
ni siquiera mimetizar con ese comportamiento. Me hace sentir incomodo. Curioso
al fin de cuentas.
Nos estamos leyendo
Eslem Torres