Si me leen en Twitter (@eslemTG) como espero
lo hacen habrán visto que dije estaba trabajando con mi roommate en un web
comic llamado La liga de personas comunes
con súper poderes nada sobrenaturales que prácticamente es nuestra vida al
día a día (originalmente se llamaba How I
Met My Roommate pero ya saben, sería tener poca imaginación y originalmente iban a ser sketches pero, ya saben, hueva).
Nosotros tenemos la teoría que
TODOS tenemos ese súper poder nada sobrenatural pero no nos percatamos de ello hasta que alguien mas te lo hace notar, de hecho la historia de cómo descubrimos el de Leos es buenísima, su súper poder nada sobrenatural es medir las distancias en costo de taxi ¡INCLUYENDO TARIFA NOCTURNA!. El mío
supuestamente es el súper poder de ser un bombón no importa la situación, en
otras palabras soy demasiada buena persona y eso es un problema, a veces la
gente abusa de mi nobleza.
El caso que ya me colmó fue ayer
por la noche, venía de ver el clásico regio con mi familia (y por verlo me
refiero a estar haciendo unos trabajos en la sala mientras todos veían el
juego) y la nueva mascota de la cuadra que por ahora llamaremos solovino se esperó a que metiera el
carro a la cochera y se quedó haciendo guardia en la puerta, supongo yo que
olería la carne que traía de taco para
llevar pero me dice mi mamá ¿no le vas a
dar un pedazo? Mira, te está
hablando, a lo mejor quiere agua, se me hace que no le han dado agua, pobrecito
y demás discurso que me quebró y terminé dándole una jugosa costilla, unas
salchichas y su platote lleno de agua fresca (y de garrafon, que tampoco es bestia para darle de la llave).
¡PUTA MADRE! Ahora no me voy a
quitar ese perro de encima. Pero es que eso de tener mascotas yo también y ver lo
malditamente lindos que son los perros me sensibiliza y me doblega.
A la chingada, odio mi súper
poder, ya no lo quiero... se aceptan cambios y pago diferencia.