19 de abril de 2013

Feliz


Cuando eres niño es constante y odiosa la pregunta ¿Qué quieres ser de grande? Porque no importa la respuesta que des, nunca va a ser suficiente para tu familia. No falta el tio que cree sabe mucho de las tendencias del mundo y que te insiste deberías ser abogado, ahí hay buen dinero u otros como el clásico eres un niño muy inteligente, deberías estudiar para médico o la que jamás escuché en mi pueblo ranchero deberías ser ingeniero en electrónica y automatización, te va a dar horas de diversión si te dedicas a la domótica. Esta última es la que yo hubiera querido que alguien me dijera, era mejor que la de deberías ser cirujano plástico para que nos des mantenimiento. Mira que chulada.

Pero algo estamos haciendo mal con los niños, con la formación, los encasillamos a que deben seguir una carrera, algunas veces la misma del padre o la familia para mantener el legado familiar o el negocio, en caso que se diera de esa manera. Yo sería el garbanzo entre los frijoles porque yo tengo (tal vez bien o tal vez mal pero lo tengo) un pleito de no querer el camino fácil y hacer algo que no estén haciendo mis padres o mis hermanos.

Durante las vacaciones de semana santa estuve en contacto con mis raíces y me di cuenta que la decisión más sencilla que podía tomar para resolver mi vida era quedarme ahí, levantar lo que ya tenemos y adaptarlo a la época moderna, aplicar las mañas aprendidas de los viejos lobos de mar regiomontanos y actualizar los sistemas tan rústicos que hay en la agricultura. La anécdota de mi sensor de humedad contra la técnica del machete es inmejorable. Entre este pensar y pensar debo admitir que me enamoré del sur, poquis, pero enamorado al fin de cuentas. Estuve a nada de terminar regresándome y hasta casado (lo cual es otra jocosa anécdota) todo por este conformismo de la salida sencilla.

Afortunadamente para mi regresé a MTY y con una semana de reset me di cuenta que no, no podría durar más de un mes en un pueblo donde el 3G da muchos problemas y donde los terratenientes te ofrecen ganado por casarte con sus hijas, pero tuve un flashback muy drástico a mi niñez y la pregunta obligada: Entonces ¿Qué quieres ser de grande?

Cuando estaba por entrar a la universidad tuve muchas ilusiones sobre como pensé que sería mi etapa de estudiante, demasiadas, pero jamás me había visto con lo que le seguía, jamás hice un plan para lo que viene después de llenar un kardex de carrera profesional, ahora lo tengo un poquito más claro.

Si pudiera regresar con el Eslem del pasado, con el niño, ese que quería ser diseñador de videojuegos, que soñaba con ser ingeniero mecatrónico para construir un gato hidráulico en forma de Tigre de Bengala, el mismo que le pegó a la mamada y quería estudiar diseño gráfico no’mas porque conoció el Photoshop y Fireworks, si regresara a hablar con ese niño le diría que no se hiciera pendejo y que mejor diga que de grande lo único que quiere es ser feliz.

Y ya estoy en eso.

Nos estamos leyendo
Eslem Torres

1 comentario:

  1. "Mas vale malo conocido, que bueno por conocer", eso es lo que enseñan y enseñaron de niños, evitar lo desconocido, lo nuevo, lo que se sale de lo tradicional. Creo que son muy pocas las personas a las que se les enseño a no tener miedo y hacer lo que se les diera su refregada gana para que efectivamente el camino que sigan, sea el de hacer lo que los puede hacer felices.

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