10 de diciembre de 2013

En la biblioteca.

Evidentemente la única época del semestre donde la biblioteca de la facultad se encontraba abarrotada era en finales, donde al entrar al edificio era notorio el aroma al miedo de los estudiantes, yo entre ellos. Irónico resultaba que precisamente en esa semana de finales la biblioteca se volvía el lugar mas escandaloso de toda la facultad, lo que volvía el sentarte a estudiar ahí un verdadero problema, pero era eso o no poder copiar los problemas del libro ya que el deficiente servicio de préstamo externo no tenía el que necesitaba para llevármelo a mi casa y estudiar con más calma. Eso de más calma era un decir ya que mi roommate y el XBOX 360 volvían difícil el centrarse y lo que parecía ser una noche loca de estudio y realizar proyectos terminaba una desvelada marca diablo jugando retas de Marvel Vs. Capcom 3. Típicos universitarios. 

Conforme va terminando las fechas de las primeras la biblioteca le va bajando a los decibeles y se vuelve un lugar sano para ponerse a estudiar, en mi caso era terminar un proyecto que me traía vuelto loco y que si seguía en la casa con él, bueno, tendría un muy buen historial de MVSC3 más que una calculadora terminada. 

En el tercer piso de la biblioteca hay unas mesas grandes, muy cómodas, para trabajar en este tipo de proyecto, de hecho les apodan las mesas de los IEA que es donde los sueles ver trabajando en sus aparatejos. Me quedé ahí en lo que empezaron a llegar otros amigos y compañeros con los que íbamos a dar una estudiada rápida a una de esas aburridas materias de relleno que nos obliga la universidad a llevar como parte de su programa de humanidades. No es el contenido lo que me aburre, es su método. En fin, mientras estaba el chaty chat yo seguía trabajando en mi proyecto, no puedo manifestar en palabras lo tanto que estaba empinado en esto pero si, estaba muy empinado.  

Una de las compañeras que estaba en la mesa es unos varios semestres mas chica que yo pero por alguna jugarreta de los planes de estudios compartíamos la materia de relleno pero además ella lleva una materia que yo lleve hace un par de años y que tiene mucho que ver con lo que yo estaba trabajando. Por supuesto era mi obligación como guía espiritual mayor darle un poco de ayuda así que empecé a explicarle y a ayudarle con su trabajo con el cual también estaba ella batallando. Para mi era pan comido, esa materia ya la había llevado yo dos veces, no pregunten. 

No suelo ayudar a otros con sus trabajos, sobre todo cuando estoy hasta el cuello con los míos, pero no era algo muy difícil, la morra en verdad estaba batallando y además está muy guapa y traía un escote inapropiadamente largo ¿qué más podía hacer yo?  

Le explicaba sobre los retardos, las compuertas lógicas, la lógica de programación, carajo, hasta los diagramas de flujo, pero todo por ese bello escote mi compañera de facultad. Entre plática y plática, risa y risa, mencionó que estaba muy desvelada porque la noche anterior había ido a una posada con su esposo y su suegra. 

Todos los demás que estaban en la mesa se voltearon a ver desconcertados y con cara de ¿Cómo que casada? pero sin nadie tener el valor de preguntar, todos excepto yo.  

- Espera ¿Cómo que eres casada? 
- Si, je je je, me casé hace un par de semanas. 
- ¿En serio? ¿Estas embarazada o algo? 
- No, je je je, es lo que todos piensan, pero no, es por amor. 
- No, no, no ¿saben que? ¡a la verga! 

Agarré mis cosas, guardé todo lo mío en la mochila y después hice esto: 



Fue hermoso... y después llegó seguridad y me sacaron de la biblioteca, pero fue hermoso. Y no, no me arrepiento de nada. 

Nos estamos leyendo 
Eslem Torres

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