Es inevitable creer que cada relación en la que estamos va a ser para siempre, nos queremos hacer a la idea que por fin hemos encontrado a esa persona con la que vale la pena pasar toda esta vida (y porque no, también la que le sigue) así que nos gusta creer en el amor eterno, el que mejora con los años, el que nunca pierde su hermosura y que con el tiempo solo la aumenta. Algo así como con los vinos, pero hay algo bastante curioso que pasa con estos dos.
Uno de los mitos en el que más caemos los que estamos poco familiarizados con el vino es que si los guardas por mucho tiempo estos mejoran y se vuelven vinos impresionantes y deliciosos (además muy caros). Pues veras, esa es una de las más grandes mentiras a la que nos han expuesto los mitos urbanos que giran alrededor de esta bebida. Es verdad que algunos si lo hacen (y de hecho están diseñados para guardarlos en la cava por largos periodos de tiempo) pero son un porcentaje realmente pequeño.
Por ejemplo los vinos jóvenes están hechos para beberse de inmediato, entre más pronto lo consumas mejor ya que entre más pasa el tiempo va perdiendo esas características que lo hacen rico, dulce y encantador, pasas los años creyendo que va a mejorar y que explotara y potenciara todas esas virtudes que le encontraste cuando recién lo probaste joven, pero mentira, te encontraras con un vino que ha perdido todo ese encanto que te cautivo, probablemente este insípido, amargo, sin aroma y toda clase de cualidades que no esperabas ver en él.
Así podríamos también caracterizar algunos amores efímeros (o amores de verano o amores fugases, como les quieras decir el punto es el mismo). Esos amores que de la nada ¡zas! Llegan para enamorarte con pocas frases y sin mucho esfuerzo. Esos que no ocupan mucho tiempo para tenerte entre sus brazo disfrutando de tus amores y que probablemente tu también estas disfrutando ¿Por qué no? Esos amores que no son nada complejos, que viven en una luna de miel constante, donde todo parece perfecto, hermoso y duradero. Hasta que llegas a ese punto en que ha pasado tanto tiempo que ya todas esas cualidades van perdiéndose, por la costumbre y la comodidad de ir ganando confianza y la luna de miel se ha terminado, aquí es donde tu vino joven muere, todo eso que te tenia enamorad@ se ha ido y ya que esta persona no ha evolucionado como lo esperabas o como te hubiera gustado y en cambio ha estropeado todo el sentimiento.
En este caso no hay mejor solución que dejarlo, seguir bebiéndote ese vino no lo hará mejor, tal vez hará que te acostumbres, pero eso no quitara que tiene un mal sabor y que la fecha de ser una relación excelente ha pasado.
También hay vinos de crianza que aguantan más el paso del tiempo, pueden durar bien guardados en tu cava 3, 4 o 5 años en los que va conservándose y hasta evolucionando. Pero igual que en el anterior caso llegan a su curva de vida en al cual, después de un tiempo determinado, empiezan a bajar de nuevo hasta ser un vino de nuevo imbebible.
Esos vinos están “mejor hechos” (por decir de alguna manera) y sus productores están consientes de que este ira para un sector más exigente, que ya no busca solamente un vino de mesa o algo barato para hacer un kalimotxo, sino un vino un poco más serio, algo al que le puedas exigir más y ¿Por qué no? Un vino que puedas tener en tu cava personal durante algún tiempo y que cuando lo abras ¡zas! Bastante mejor que cuando lo tomaste la primera vez. Van pasando los años, algunos muchos más y cuando piensas “este vino ha de estar aun mejor que la vez anterior” te llevas otra grata sorpresa, su curva de mejoramiento ahora va en picada y probablemente pase lo mismo que con el vino joven, o tal vez no tan drástico, tal vez, simplemente, se quedo estancado.
Ahora comparándolo con una relación, puede ser similar a esas relaciones ya más serias, que buscas profundidad y empatía, que se entiendan el uno al otro y que han sobrevivido al periodo de la luan de miel, han tenido sus problemas, sus peleas y demás dimes y diretes de una relación de verdad y los han pasado, los han sobrevivido.
Son de esas que han durado bastantito tiempo, algunos 2 tal vez 3 años y parece que nada podría venirse abajo, entran a una zona de confort envidiable que muchas personas con más años en su relación les envidiarían. Es como si cada día estuvieran más enamorados.
Y así es hasta ese trágico momento que, al igual a las relaciones efímeras, llegan a un punto donde empiezas a preguntarte ¿todo esto vale la pena? ¿En realidad vamos hacia un futuro mejor? ¿Nos estaremos estancando? Dudas que pueden empezar a dañar esa relación por la que tanto han luchado y que han logrado mantener de forma grandiosa. Una vez que empiezas a dudar de la relación no hay vuelta atrás, tal vez logres salir de ese primer agujero por el que estas pasando, pero si las cosas realmente no cambian o mejoran empiezas a darte cuenta que no hay necesidad por la cual continuar, y ese es el momento indicado para terminar de darle fin a ese vino que tiene guardado.
A veces vale la pena luchar e insistir, piensas, porque no esperar un tiempo más, tal vez explotara de nuevo ya que solo se trataba del efecto ola (aquí es donde no se si aplica lo mismo para los vinos que para las cervezas), que se refiere a que en lo que viene el siguiente ¡boom! De intensidad pasa por una etapa de estancamiento y probablemente de degeneración. Este tipo de relaciones son las que más cuesta dejarlas ir, porque vaya, al fin de cuentas pasaste grandes y hermosos momentos, agradables y riquísimos ratos y te niegas a creer que ese vino que tanto te ha gustado y que tan bien ha ido mejorando, empieza su declive.
Es posiblemente de los que más cuesta deshacerse, ya que le has invertido tanto tiempo, amor y cuidado para que, por un descuido o tal vez por el destino simplemente ya no era lo que esperabas. A veces las cosas que más nos duelen son las que menos queremos dejar ir.
Llegamos a las cerecitas del pastel, los Gran Reserva, estos vinos más complejos, mucho mas raros y un porcentaje realmente pequeño a comparación de la producción mundial, son aquellos vinos que en teoría sobreviven mejor el paso de los años, esos son los famosos vinos que dicen “mejoran con el tiempo”. Cinco, quince, cuarenta años ¿Por qué no? Aunque claro, no solo es meterlo a un cajón y esperar a que haga su magia, estos también merecen un trato especial, tienes que procurarlos, darles cuidado, tenerlos en el ambiente ideal para que vayan explotando. No solo es comprarlo, guardarlo y esperar 20 años para tomarlo. Un ejemplo y lo mencione hace unos días con un amigo los famosos Vega Sicilia, vinos tal vez prohibitivos para muchos de nosotros pero que posiblemente una vez en la vida (si es que te interesa el vino) deberíamos probar. A mí me lo presumía mucho un señor cuya hija no quiero recordar, pero eso sí, solo me lo platicaba, nunca fue lo suficientemente amable (o tal vez yo no era lo suficientemente digno) para ofrecérmela, y tampoco la copa de vino. ¡Oh Snap!
Estos son la máxima expresión de viticultor, es la forma de decir “sé hacer buen vino, lo procuro y me entrego a el” siendo este estilo su obra maestra, su legado y por lo que puede o no ser recordado y prestigiado. De aquí vienen grandes nombres que han logrado hacer verdadero arte pero creo que el más famoso o al menos el que podría sonar en la mente de todos sin duda alguna Dom Perignon, que hay muchos más los hay, pero si no estás tan adentrado a este mundo tal vez te sean indiferentes.
En las relaciones pasa algo similar. Hay amores que desde su inicio lo veías contemplado para durar la eternidad, lo querías así y para ello trabajaste. No fue fácil obviamente, tenias que seleccionar bien las cualidades ideales para lograrlo, entregarte completamente para lograrlo y además en el camino para lograrlo tuvieron que pasar peleas, problemas, obstáculos pero al final todo valió la pena para lograr una relación de película.
De esos amores hay pocos, y nos damos cuenta de ello por la gran cantidad de divorcios que hay hoy en día. Aunque tampoco te confíes, puedes ver parejas que tienen muchos años juntos, muchísimos, pero eso no quiere decir que estén bien.
Yo hablo de esas parejas que vez que tienen 5, 10, 25 años y no vez que vayan para abajo, que tienen esa chispa cada día más fuerte y que cada vez se aman más. De esas son pocas, igual que en el vino, porque no es fácil lograr ninguno de los dos, pero al lograrlo es la máxima expresión del viticultor así como la máxima expresión del amor.
Veras, ahora que lo pensamos mas afondo, el vino y el amor tiene muchas similitudes. Por eso el 14 de febrero sea tal vez el día por excelencia para consumirlo (tintos, blancos, espumosos, rosados, tu dilo).
Para los que están en una buena relación a la que le ven un buen futuro, cuídenla y procúrenla, no esperen meterla en un cajón y esperar que haga sola el trabajo, que las relaciones no funcionan así. Ahora, si eres los que por el momento no tienen un vino que cuidar, no se preocupen, tarde o temprano van a encontrarlo, pero por lo pronto ¿Por qué no disfrutar unos vinos jóvenes?
Nos estamos leyendo
Eslem Torres Eriksson
PD.1.- Primero iba a hablar de las similitudes de la cerveza y el amor, que era bastante parecido, pero creo que hacer la comparación con el vino lo hace más romántico. La cerveza igual es bastante elegante si exploras un poco, pero creo que aun no tiene la fama que se merece. Nos encargaremos de ese punto en un futuro.
PD.2.- Algo curioso también es que esta semana fue bastante dedicada al tinto. Tome algunas botellitas, leí bastantes blogs al respecto (más de los que normalmente leo), vi algunos Podcast del tema y la cereza del pastel, ayer por fin termine de ver la película de Un Buen Año, lo mejor de todo es que cosas que no entendía en ese tiempo ahora sé que significan y que son y de qué rayos hablaban cuando se referían al vino (Ejemplo, cuando la vi en el cine no sabía que rayos era Napa). Dato curioso, la primera vez que la vi (y que nos tuvimos que salir antes de terminarla) fue con otros 3 grandes amistades de las cuales últimamente no he tenido mucho contacto, creo que es buen momento de recuperarlo.
Muy buen titulo.
ResponderEliminarPS: Si se nota que te gustan los licores...
licores, cervezas, vinos, bebidas espirituosas, cocteles, jugos también, tu dilo
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