5 de octubre de 2011

Mujer, te voy a hacer un sándwich

Ok, volvamos a agarrar vuelo y viendo que ninguno pelo el artículo anterior pues vamos a darles lo que si les gusta.

La técnica del sándwich es una vieja artimaña usada por los hombres normalmente para bajar la guardia de su objetivo, una muy buena por cierto, donde el objetivo simplemente es dejarse el camino más fácil para que caiga en tus garras. Esta habilidad tiene dos puntos básicos similares a la elaboración más esencial del emparedado, pero déjenme explicarlo con una bonita imagen.

Como pudimos observar son tres pasos básicos, primero acentuar la seguridad y la confianza de tu objetivo, que se chifle y sienta adorada, que piense que la vez con ojos de perfección. Después arrematas con el ataque a su moral para que ese castillo de autoestima que estaba construyendo se derrumbe y la deje bastante vulnerable pero aquí es donde viene lo sabroso, tiene que poner otro colchón para amortiguar el golpe que acabas de hacer para no ofenderla.

¿Me sigues? Es aplicarle un combo de maquinita para dejarla con defensas bajas y así te sea más fácil trabajar. Por supuesto hay mujeres inmunes a esta técnica pero tienes que ser buen observador para darte cuenta cual será el jamón adecuado para usar en tu sándwich, si usas el equivocado vas a estar frito y posiblemente el amortiguador no funcione.

Ahora, hay ciertas restricciones y puntos que tomar en cuenta para que esta artimaña funcione:

  1. El pan tiene que ser el suficientemente para compensar al jamón, pero no demasiado grande o va a matar el sabor y el golpe que necesitas para que esto funcione.
  2. El jamón tiene que arrojarlo sin pensar, frio y directo. No usar demasiado, dos rebanadas máximo y salir del tema rápidamente sin darle tiempo a que conteste, ahí es donde arrojas la segunda rebanada de pan.
  3. El segundo pan debe ser más delgado que el primero pues la intención es subirle lo más alto que puedas el ego para después destrozarlo y con esta rebanada dejarlo en un plano bajo donde todo es más sencillo.

Sí, soy un bastardo, quéjense con sus mamás pero muchos sabrán que funciona, muchas habrán caído con él ¿Qué puedo decir? ¡Ya se! De nada.

Nos estamos leyendo
Eslem Torres Eriksson

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