4 de febrero de 2011

Un Jarrito En La Playa

Hoy se celebra el día mundial contra del cáncer y para mi es un buen día para abrirme un poco más. 

 Algunos sabrán que mi papá murió a causa de esta enfermedad, de eso ya van a ser 3 años y sin embargo es algo que aun pesa en esta casa. Para ser mas especifico su cáncer fue en el hígado, lo que le genero una cirrosis, lo cual después el coma hepático y así pues, llego el final. La primera impresión que generaría, lo sé yo también lo hubiera pensado, es que era un alcohólico y por ello la cirrosis, pero nada que ver, el jamás vio el alcohol con gusto, nunca llegue a verlo tomar una copa, solo sabia el mito que cuando vivíamos en Tampico (yo era apenas un bebé) a él y a mi mama le gustaba una bebida llamada “jarrito” que es simple Blanco Madero, con jugo de limón, jugo de naranja, jugo de toronja y trozos de manzana, todo claro servido en un jarro de barro (¿apoco no suena rico? Ahora imagínatelo en verano y con calor de playa).

A él lo que le paso fue hace muchos años una transfusión de sangre, lo cual le contagio de Hepatitis y de ahí vino su enfermedad. Afortunadamente en la época actual la sangre tiene más control para evitar estos casos, pero hace no más 30 años esto no era así. En fin su enfermedad nunca le dio tantos problemas hasta el día en que decidió luchar contra ella.

No quiero entrar en detalles ni quiero hacer su biografía, así que brinquémonos hasta el momento en que nos enteramos que tenía ya un tumor. A partir de ese momento cambio mi perspectiva sobre lo que en realidad era el cáncer. ¡Es más que una simple enfermedad! No solo se trata de un montón de células haciendo un tumor al cual se le ataca con quimioterapia, es todo un cambio de vida y no solo para el paciente, la familia también lo reciente.

Afortunadamente a partir que le confirmaron a mi papá que tenía un tumor cancerígeno y el momento en que falleció fueron 4 meses, así que en realidad, nunca padeció las peores partes de la enfermedad. Acumulaba agua lo cual le impedía muchas veces dormir acostado, así que aprendió a dormir sentado, lo tuvieron que drenar varias veces, muchas, claro el cambio en su dieta lo cual estoy seguro fue de lo que más le molestaba ya que ha como nos gusta comer en mi familia (y se nota), también tuvo los famosos “dolores” que las personas con tumores sienten, pero jamás de la intensidad necesaria para estarlo sedando, con algunas pastillas se le quitaba.

Conozco bien la enfermedad porque, además que mi papá la sufrió, amigos muy cercanos de la familia también la padecieron y desafortunadamente ellos si la sufrieron. Algo tan horrible que solo alguien que ha tenido un familiar o amigo cercano en esta condición lo entendería.

Al punto que quiere llegar es, de algún modo, compartir lo que me paso. Es cierto que uno nunca aprende de experiencias ajenas y es poco probable que mi historia te interese, pero lo único que puedo decir es que nunca tomes a la ligera algún padecimiento extraño, por más pequeño que sea y que si lamentablemente estas en la situación que un ser querido sufre de esta enfermedad solo queda luchar contra ella pero sobre todo, disfrutar el tiempo en lo que lo hacen ya que así puede terminar de dos maneras, la primera es vencerlo y tener una grandiosa historia de cómo además de lograr disfrutar al máximo ese tiempo la enfermedad ceso, o en el peor de los casos las mejores anécdotas que podrías tener de esa persona.

La única cosa que le agradezco al cáncer fue, darnos el suficiente tiempo para que mi padre y yo nos pudiéramos despedir.


Nos estamos leyendo.
Eslem Torres Eriksson, Ph.D.

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