Hacía tiempo que no me daban estas malditas y enormes ganas de tomar mi laptop y agarrarme a escribir durante la noche algún cuento, historia corta y al menos la base para algo que pensaría yo en poder hacer novela. Eran ataques que me pasaban frecuentemente cuando estaba en los inicios de mi carrera.
Muchos borradores se quedaron como eso y jamás les di seguimiento. Soy también de esos que la euforia de una historia se le pasa rápido ya después de que la contó, por eso es raro que platiqué sobre lo que estoy escribiendo o haciendo, no me gusta gastar la idea antes de tiempo (por eso no he mencionado mucho sobre el Protocolo #64 que quiero preparar junto a un par de amigos).
Siempre me ha gustado escribir, nunca me he considerado bueno en ello (tal vez por eso escribo en un blog y no en un periódico) pero lo encuentro, a no tener en este momento otra manera de decirlo, hermoso. Siento que el transmitir una idea y que el receptor moldé en su cabeza exactamente lo que estoy describiendo es de esos súper poderes que deberíamos aprovechar todos y, seguramente, ser escritor va a ser uno de mis sueños frustrados.
O no…
Me he encerrado tanto con la idea de estudiaste una ingeniería, ingeniero deberás ser y me niego a mí mismo a querer ver o hacer otras cosas por el simple hecho de hacerlas. Pongo de ejemplo regiomontano a David Toscana, el es ingeniero y al parecer le ha ido mucho mejor de escritor, ha de ser una gozada poder platicar con él.
Estos ataques de quiero escribir esto y lo quiero escribir ya pasan ya no tan frecuente como antes pero, al menos hoy, me dieron esas estúpidas ganas de querer tomar la computadora y agarrar a escribir toda la noche, creo, si no recuerdo mal, que la última vez que sucedió escribí este cuento y desde entonces no ha vuelto a pasar y si, esto ya tiene su buen rato.
Si quiero ser sincero, estoy seguro que lo quemas disfruto de In Cervesio Felicitas es escribir, lo disfruto aún más que el tomar la cerveza o que leer los libros o que dirigir catas, lo que más me gusta de ese proyecto es simplemente escribir y aun masque eso, me gusta ser leído, me hace creer que alguien tiene interés por lo que yo tengo que contarle. No lo había pensado hasta ahora de esa manera pero es verdad, ICF es mi consuelo a ese sueño guajiro que no puedo cumplir pronto, el ser un escritor. Ahora nos llamamos bloggeros eso sí.
Ahora que tendré más tiempo libre creo, al menos, en que puedo ocupar mi tiempo… pero a mí no se me da eso de sentarse y decirte a ti mismo hoy vas a escribir la novela más genial de la literatura mexicana y hacerlo, necesito que esas ganas lleguen, así como ahora. Así como me dieron ganas de escribir este post y hacer un borrador de una historia que traigo atorada en la cabeza.
Mañana será otro día.