5 de mayo de 2011

La Prueba de Kubrick

Hace unos días un amigo comentaba que su novia le dijo “hay un chavo en la escuela que me está tirando la onda, pero no te preocupes” y el ya estaba haciendo plan para que cabezas rodaran a lo que llegue el siempre puntero Dr. Eriksson a calmar las ansias de sangre.

No conozco a su novia (que de hecho es paisana) pero me sonaba a una vieja técnica que se frecuentan algunas mujeres y nada más porque soy un pinche mamón la voy a compartir para que tanto mi amigo que no quiero quemar pero fue uno que le robaron el coche hace como tres semanas como todos los demás, aprendamos una valiosa lección.

De antemano advierto, ya estoy viendo hay uno que otro comentario de alguna chava diciendo “es mentira, nosotras no hacemos eso” y puede que tengan razón, tal vez no lo hacen conscientemente, ya es un reflejo natural ¿apoco nosotros los hombres decimos las técnicas para poner cuernos sin que las mujeres se den cuenta? Verdad que no. Bueno es que la verdad no la hay, siempre se dan cuenta.

Una característica de Stanley Kubrick es que solía grabar la misma escena muchísimas veces porque era un obsesionado con la perfección. Dice una anécdota en El resplandor Stanley grabo una escena tantas veces solo para que Jack Nicholson mostrara en su rostro un verdadero gesto de desesperación, aunque la escena había quedado perfecta desde las primeras tomas. Y esta anécdota es la razón por la cual bautice esta prueba en honor del director.

Verán, a veces los hombres somos muy impulsivos y un solo comentario nos cambia nuestra forma de comportarnos sin más ni más, así como cuando las mujeres andan en sus días, solo que nosotros no tenemos esos cambios una vez al mes.

Esta prueba consiste en eso, hacer un inception y meterte una idea, para ver cómo cambia tu comportamiento, llevarte al límite para probar que tanta presión soportas. Es una técnica peligrosa, como pueden encontrar que si eres el hombre adecuado para ellas, como pueden tocarte una fibra que no deberían haber sacado a relucir por algún trauma que tengas ahí guardado de tiempo atrás.

Clásico, te meten la idea de que otro chavo les anda tirando la onda para comprobar ciertamente si eres del tipo celoso, del tranquilo, del confiado, del impulsivo, del sobre protector y la lista sigue y sigue. El problema es que uno muchas de las veces cae en el juego y ahí vamos de pendejotes.

Hay muchas pruebas que pueden hacer las mujeres, están desde las suaves diciéndote que le caes bien a su mamá (a mí en lo personal me da un pavor grandísimo caerle bien a las mamás de las que me quiero ligar) a cosas ya muy fuertes y peligrosas como un “hace una semana que no me baja y yo soy muy regular” chiiiiiiiiiiiiiin. Esa que le aplicaron a mi amigo, la verdad se me hace de las más viejas del libro, la menos efectiva y en exceso choteada.

Mi único consejo es, aprende a leer a tu pareja. ¿Fácil? En lo absoluto, pero ya sabiendo cómo QUIERE ella que te comporte puedes anticiparte a su jugada y precaver la situación. Recuerden que no hay mejor espontaneidad que la que se practica.

Ahora, el peor error que puedes hacer es querer aplicarle el mismo juego. ¿Vas a ir a enseñarle a Clemente Jack a hacer verduras? ¿No verdad? Entonces no, no es prudente hacerlo. Las mujeres pueden ser pésimas para manejar pero en juegos mentales si nos chingan por experiencia.

Nos Estamos Leyendo
Eslem Torres Eriksson

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